que tomábamos con tu abuelo, cuando iba a la estancia, a jugar a la baraja. --Eso fue en los últimos años de mi abuelo. Antes lo acompañabas a cazar. De nuevo hablaron de la huelga. Con algún asombro, ArturocreyódescubrirqueArrutinolacondenaba y le preguntó: --¿No estás en contra de la huelga porque pensás que de una revolución va a salir un gobierno mejor que el de ahora? --No estoy loco,