» A la altura de Rivadavia, pasó un taxímetro Hispano Suiza. Aunque iba libre, continuó la marcha, a pesar de su llamado. «A lo mejor el chófer está orgulloso del auto y no levanta a nadie.» Pocodespués,alcruzarAlsina,vioqueavanzaba hacia él un coche de plaza tirado por un zaino y un tordillo blanco. Arturo se plantó en medio de la calle, con los brazos abiertos, frente al coche. Creyó ver