con un poco de asombro, que en mi primera visita había visto ese consultorio como parte de un mal sueño y al médico (lo que ahora parecía increíble) como un enemigo. Al recordar todo esto me sentía muy seguro, pero de pronto se me ocurrieron preguntas que me alarmaron:«¿Quémequerrádecir?¿Yopodríajurar que sus palabras fueron 'una idea excelente'? Y si lo fueron ¿no las habrá dicho con intención irónica?» Se acabó la ansiedad cuando cortó la comunicación