menos de seis o siete establecimientos termales de los Pirineos, para concluir que la de Salies, como dijo el doctor Reclus, era la reina de las aguas saladas. «Pero usted faltó a los baños», observó Herrera. «Por fuerza mayor», previno Poyaré y admitióquelacura,enesosprimerosdías,lehabía provocado efectos curiosos. Aclaró: «Acepte mis seguridades de que no bebí lo que se llama un trago del agua termal».