Texto contextualizado: |
, a decir verdad, poca semejanza guardaban con los anémicos empollones de Derecho Civil. Refiriendonos, de momento, a la primera diferencia, hay que decir ya que al hombre que llegaba virgen a la boda se le miraba como a una «avis rara» y nadie le auguraba muchos éxitos ni como pretendiente, ni como marido ni como padre. A pesar de que la censura de la época silenciaba cualquier referencia abierta a la sexualidad, había todo un código de sobreentendidos, mediante |
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