mujer», sino por otra razón más práctica y convincente a la hora de persuadir a aquellas «chiquitas standard» de que no iban por buen camino. ¿No querían cazar un marido? Pues bien, todo el mundo lo sabía, sus métodos no eran los eficaces para atraeraunhombreverdaderamentevaronilniparahacersufelicidad. Se les predicaba esto en todos los tonos desde los consultorios sentimentales de las revistas: No evoluciones ni finjas una desenvoltura que es la triste plaga