Texto contextualizado: |
sin temor a los microbios ni al polvo, pero sin escenogra grata y con un confort disminuído, que no todos en la familia admitirán como beneficio de la sabiduría maternal. Las hijas estaban mucho más predestinadas que los hijos a convertirse en discípulas de esta «sabiduría maternal» hecha de Sidol, plumero, naftalina y zapateados sobre el parquet con los pies envueltos en bayetas amarillas. Más adelante, iban aprendiendo también ciertas triquiñuelas y salvedades de aquel código del orden doméstico |
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