Texto contextualizado: |
tonta destinataria de piropos. La Falange nos tenía que acostumbrar a ser altivas y dignas, a guardar las distancias, a encastillarnos. Y dentro de esa mística, el halago verbal a bocajarro tenía mala prensa, tal vez también por descubrir en él ciertas reminiscencias plebeyas. Recuerdo haber escuchado a cierto profesor de Formación Política, un rubio fornido del que todas las chicas estábamos algo enamoradas, aconsejarnos en uno de sus discursos que si nos decían algún piropo por la calle, no debíamos limitarnos a callar |
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