dejaba la nuestra como aprisionada entre hierros, pero menos todavía la viscosidad y falta de arrestos que entrañaba el extremo opuesto. Decir de un chico que «daba la mano floja» era el peor presagio. El término medio ideal, aunque nadie lo hubieradefinidoconexactitud,sepercibíainmediatamente,suscitando una aprobación instantánea. «¡Qué bien da la mano!», se decía. El que daba bien la mano, aunque se la diera igual a todas las mujeres, lograba trasmitir, a veces con la alianza de la
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PERCIBIRI.2 - Conocer o darse cuenta [de algo] a través de la inteligenca.