raso o tafilete. Y en este sentido, no era difícil percibir en aquella polémica sobre el calzado del «pulgar libre» y sus usuarias un tufillo de cariz clasista, que guardaba bastante relación con la condena de todo estilo que oliera aplebeyo.Muchasdelaschicasquemerecieronelcalificativo del «topolino» por llevar aquellos zapatos grandotes y exagerados no pertenecían a las buenas familias de toda la vida, eran de las que se creían marquesas en cuanto se montaban en un cochecito