más caricias que las de los gusanos que la festejarán para devorarla. Los célebres bandos de moralidad pública en playas y piscinas prohibían terminantemente a aquellas diosas carnales tomar el sol sin albornoz o llevar demasiado descubierta la espalda. Y ya nodigamosnadadelusodelpantalón,quemerecereflexión aparte. La polémica sobre el pantalón femenino, como la del uso del tabaco, tuvo un peculiar matiz que rebasaba los límites de la moralida para incidir en otro campo tanto o