o a abogados del Estado. Sois varias las chicas monísimas que «arrastráis» un largo noviazgo sin demasiada seguridad de que «esta oposición» tan laboriosamente preparada valga la pena. Para la muchacha, en efecto, era como hacer oposiciones de resultadotancuestionablecomoaquellasqueestabapreparando su novio. Nadie podía garantizar que aquel tiempo perdido se fuera a amortizar con éxito. Podía convertirse, por el contrario, en un arma de dos filos que contribuyera al deterioro de las ilusiones