en modelos literarios y del cine. La represión de la sexualidad femenina desaguaba en el ansia de confidencia, de lágrimas compartidas. Por eso se idealizaba al hombre «atormentado». Enamorarse era, en cierto modo, tener acceso a la naturaleza de esos presuntostormentosvaroniles,rodeadossiempredeciertomisterio. A los 17 años, Juanita no vive más que de novelas; sueña con un hombre de 30, de espíritu atormentado, que se enamore locamente de ella. A los 18 se enamora de un joven al que no