un fenómeno de vanguardia. Y, como consecuencia, polémico. Leer La Codorniz era lo más moderno que había y compartir aquella afición con otros jóvenes era como ir constituyendo un núcleo de modernidad, un albergue precario y provisional, pero muy placentero, desde el que nos atrevíamosareírnosdetantaantiguallacomonosqueríanatodas horas meter con cucharón. Era particularmente excitante comentar los textos de La Codorniz con una persona del sexo contrario, porque la complicidad de aquella risa demolía, entre otras cosas,