teléfono», se solía decir, como noticia importante para medir el grado de intensidad que llevaban las cosas. El teléfono, en la década de los cuarenta, no se manejaba con la irrespetuosa ligereza y la abrumadora frecuencia con que en nuestrosdíassehaceusodeél.Recibirunallamadaporteléfono era algo siempre inesperado y excepcional, casi tan grato como recibir una carta. Con este acontecimiento se iniciaba un posible despliegue de fiscalización familiar. «¿Quién es ese chico que te
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RECIBIRI - Tomar o acoger [aquello que se da o que se entrega]