Texto contextualizado: |
todo no discutir nunca con el hijo y menos en materia de fe. Podrá la madre, pero siempre con discreción, manifestar la pena y el dolor de su alma ante las dudas de su hijo. A veces esto sirve de agarradero sentimental. Los maridos, cuando existían, purgaban el abandono en que, por regla general, dejaban a sus santas esposas, dandoles un simulacro de vara alta en el negocio espinoso de la «formación» de los hijos. Pero ellas, salvo honrosas excepciones, no estaban |
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