impartidas por una minoría de ginecólogos Uno de ellos, el doctor Montobbio Jover abogó, apoyandose en una opinión de Su Santidad, por las ventajas que aquel sistema suponía para la impasibilidad y la serenidad de la parturienta con vistas a hacer desaparecer el nocivo síndrome miedo-tensión-dolor quehastaentoncesacompañabaalnacimientodel hijo. Por un decreto del 26 de octubre de 1956, seguido de unas normas prácticas que dio la Nunciatura a todas sus diócesis, se intentaba hacer posible el matrimonio