, empezaban a sonar como una música anticuada, aburrida e inoperante. A mediados de la década ya algunas mujeres embarazadas demostraban su «modernidad» acudiendo a recibir las lecciones que sobre el parto sin dolor eran impartidas por una minoría de ginecólogos Unodeellos,eldoctorMontobbioJoverabogó,apoyandose en una opinión de Su Santidad, por las ventajas que aquel sistema suponía para la impasibilidad y la serenidad de la parturienta con vistas a hacer desaparecer el nocivo síndrome miedo-tensión-dolor