ceremonia que tenía lugar pocas semanas antes de la boda, con el consiguiente intercambio de regalos, la coacción de la familia se hacía progresivamente abrumadora e inesquivable. Y cuanto mejor se viera tratado el recién admitido a aquellas habitaciones donde se servían meriendas, se oíalaradio,sedilucidabancuestioneseconómicasysehacíacrochet, más prisionero se sentía. También podía sentirse prisionera ella, claro está, pero la conformidad que le habían predicado desde la infancia le impedía ahondar en aquella vaga insatisfacción