Cefalú y Monreale. Al fin, tomó el barco para Ragusa. Jano comprendía que aquél no era hombre que fuera a ceder ni un ápice frente a las ideas artísticas y políticas de Adriana. Era un personaje excesivamente autosuficiente, demasiado seguro de sí mismo ydesusideas.Poseíaunaseguridadque,comoya hemos dicho, unas veces se tornaba en pasividad y otras en frialdad. Parecía un hombre recluido dentro del vacío de una campana neumática. Esto, a veces,