y tristísima. »Allí, en el mismo pueblo donde se hallaba el sanatorio, dejamos a Patrizia; dejamos sepultada a Patrizia. No lejos del cementerio, en las alturas, se veía brillar la nieve, aquella misma nieve que le habíaquitadolavida.Cuandonuestrocochepartió, también ella era nieve. Aquel primer ramo de flores ajadas --de flores que subieron, vivas como ella, a la montaña-- sobre la tumba quedó sacudido por la cellisca.