Texto contextualizado: |
, yo veía las torres y las cúpulas tras los cristales de mi modesto apartamento como una figuración fantástica. Llegaba con la lluvia un olor fuerte y ácido a yerba recién segada. Pensaba que hubiera bastado descender apresuradamente a las calles empedradas y húmedas para que aquel espectáculo irreal se hubiera esfumado. Las cúpulas de cobre oxidado, sus grumos verdosos bajo los repentinos y anaranjados rayos de sol, los campanarios con sus piedras tostadas, a veces los tejados y sus buhardillas sobre los |
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