Entonces ambos siguieron acuchillándo contra la puerta, con golpes alternos y fáciles, flotando en el remanso deslumbrante que encontraron del otro lado del miedo. No oyeron los gritos del pueblo entero espantado de su propio crimen. "Me sentía como cuando uno va corriendoenuncaballo",declaróPabloVicario. Pero ambos despertaron de pronto a la realidad, porque estaban exhaustos, y sin embargo les parecía que Santiago Nasar no se iba a derrumbar nunca. "¡Mierda,
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DECLARARI.1a - Decir [lo que se sabe sobre un asunto] ante un juez u otra autoridad