», dijo la voz. El hombre pareció sacudido por este comentario y todo su cuerpo se agitó violentamente mientras apretaba los puños con inesperada violencia; aún temblaba de ira cuando él mismo se escuchó decir en voz alta: --¡Callate, malditavoz!;yluegomurmuró,conunasonrisa: --Estoy desesperado. El estallido rebasó el cuerpo y lo dejó en paz. Durante un buen rato permaneció relajado, dejando afluir imágenes o sensaciones en el orden