le cubría, poniendole al descubierto ante la mirada terrible. La oscuridad, dentro y fuera de sí, era el manto y la piel de una venganza nunca anunciada pero presentida. Acaso... acaso si diera con el enemigo interior, si consiguiera extraerlo de su memoria ynombrarlo,laculpaytrasellaelcastigohuirían espantados y furiosos, pero exorcizados por esta vez, y la escena volvería a ser lo que fue: Una tranquila charla en su apartamento, un encuentro