de ello, un hombre despreocupado, soltero, maniático y proclive a otra forma de romanticismo más bien rastrera: le encantaba dejarse querer. La soledad, sin embargo, a la que no temía, había tomado carta de naturaleza dentro de él en forma de melancolías que se negabaaceptarcomodepresiones--yacasono lo fueran-- periódicas, atacadas por una morbidez en cuyo regazo brotaban pequeños miedos, una apretada colección de florecillas diminutas, las cuales formaban un ramillete
MIR:070.26
NEGARII - Rechazar o no querer realizar una acción