, sí supo lo qué estaba ocurriendo y no aflojó la presión de los dedos. Un sudor frío inunda su frente al evocarlo. Las manos le tiemblan a tal extremo que no logra cubrirse el rostro con ellas. (La respuesta eraclaracomoelmiedoylaevitóespantado. Quiso creer que esa explicación pertenecía únicamente a una cínica traición de su mente presa del pánico. Fue un ataque resuelto sin vacilación; no halló motivo que impeliera la acción homicida