Texto contextualizado: |
Adriana por medio de terribles anécdotas. Dentro sólo quedaban los signos que pretendían ser divinos, pero que en realidad resultaban demoníacos. Marescu, entre una y otra actitud de sus acompañantes, completamente abstraído, parecía neutralizar con sus lápices, bajo el sol, toda mala pasión. Intentaba extraer del Arte cuanto éste pudiera tener de esencial. Soplaba un viento frío, así que tuvieron que comer al amparo de los muros del pórtico. La ascensión y sobre todo la visita al |
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