los vibrantes y conmovidos espectadores al acto la absurda, enojosa y ya postergada tragedia de su remoto país--, tienen la increíble inocencia -que algunos motejarían de caradura- de presentarse a la Academia Nacional de Música sin invitación alguna, ignorandoofingiendoignorarqueelderechoaprotestar en tan noble y distinguido recinto pertenece en exclusiva a quienes, como tú, han sido expresamente convocados a hacerlo por razones de mérito personal o pedigrí ideológico, poseen el indispensable bagaje