la que, desde hace unas semanas, trabajan media docena de moros, sin advertir que su cachazuda presencia obstaculiza la maniobra de una furgoneta, hasta que el chófer, nervioso, da un claxonazo y, con sobresalto grotesco, le obliga a saltar alarroyo.Quienlehayapilladoalgunavezentrance tan ridículo, no podrá sino coincidir en el sardónico juicio de su mujer: cada día se está pareciendo más a su tío Eulogio. ESPACIO EN MOVIMIENTO Llegados a