el país del que, como decenas de millares de coterráneos, había escapado un cuarto de siglo antes tampoco es la viga maestra ni el ombligo de la Creación. Si cada individuo tiene un valor igual a otro, cualquier rincón del mundo, incluso el más triste y desamparado, merecelamismasolicitudeimportancia que ordinariamente concedemos al propio. En su trayecto de un núcleo burgués, monocolor y homogéneo a otro popular, mestizo y abigarrado, de la Bonanova a la