de la casa. Yo lo vi muchas veces, y era inmenso y parsimonioso, pero lo que más me impresionaba era el fulgor de su autoridad. --Flora --llamó en su lengua--. Abre la puerta. Entró en el dormitorio de la hija, mientras la familia contemplabaabsortaaSantiagoNasar.Estaba arrodillado en la sala, recogiendo las cartas del suelo y poniendolas en el cofre. --Parecía una penitencia", me dijeron. Nahir Miguel salió del dormitorio al