ya no es el mismo de antes; ahora, los nativos se sienten ovejas en corral ajeno y el aspecto cada vez más exótico del barrio les llena de confusión. El día menos pensado cambiarán hasta los rótulos de las calles y, definitivamente avasallados, notendránmásremedioqueliarelpetateo seguir el ejemplo de ese misterioso comando de adeptos de Charles Martel, cuya sonada victoria en Poitiers aparece evocada a menudo con tiza en los muros, bajo las pintadas en