En fin -dice-, es un síntoma terrible que al hablar de amor haya que emplear siempre palabras bélicas: combate, victoria, estrategia. Para atraer «con monada, femineidad y tacto» a un hombre, serequeríaunaactituddefensiva.Lamujerteníaque«pararle los pies», «darse a valer», «guardar las distancias», «tenerlo a raya», «no darle pie», expresiones todas ellas que, más que propiciar una relación grata y un terreno abonado para el amor, parecían