rudos y difíciles, ambientes que repugnan a los paladares acostumbrados a la fácil trampa y a la dulzura de un final que premia a la niña rosa, huérfana y que enamora y se enamora cantando y contando cursiladas. Precisamente por las fechas en que se escribían estas declaraciones, seiniciabaeléxitodeunanovela,Nada,que,apesar de estar escrita por una mujer, significaba la antítesis de lo «rosa». Pero el análisis de la repercusión del texto de Carmen Laforet nos alejaría mucho del propósito de este trabajo, ya demasiado