protestar y por suerte atrajo la atención del guía, que dio una respuesta cortés, en la que se adivinaba el enojo: --No, señora --dijo. A lo mejor el lugar no es tan bello como los que usted frecuenta, pero esté segura dequenolaretendremosacáparasiempre. Con el mayor cuidado, para pasar inadvertido, me incorporé, eché una mirada. Brescia no estaba ahí. El chófer subió al ómnibus, puso el motor en marcha.