, frente a la aduana y al destacamento policial. Era un día de verano muy caluroso. Una señora protestó en voz alta. Cuando un policía, que la encañonó con su ametralladora, le dijo que se callara, la mujerparecióalbordedeunataquedenervios.Procedieron los policías a una aparatosa inspección del vehículo. Miraron todo, aun debajo de los asientos, donde no cabía nadie. Examinaron pasaportes, cotejaron caras y fotografías. ¡Cómo envidié a