la avalancha de aquellos influjos perniciosos para nuestras costumbres tradicionales. Principalmente porque toda aquella fatigosa palabrería trataba en vano de enmascarar la cuestión esencial, que era de tipo económico. Nuestra ambivalente actitud hacia los Estados Unidos descubre que, bajo las diatribas y condenas de tipo moralistaconqueEspañajuzgabaaaquelpaístachadodefrívolo, latía el resentimiento con que siempre han mirado los pobres a los ricos. Esto se notaba más que nada en los asuntos donde de verdad entraba en