Texto contextualizado: |
, al otro lado del puente. Te espero, Betina. No faltes. Cuando Jano volvió aquella noche a su habitación, el cuadrito de Sandro Botticelli todavía no había sido devuelto a su lugar. Reconoció que después de varios meses su estado de ánimo había recuperado una intensidad que desconocía, una intensidad que le obligó a remover, otra vez, la memoria, los papeles del pasado. Extrajo de nuevo algunos cuadernos de su Diario para hojearlos caprichosamente. Luego se entretuvo leyendo |
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