valoraba en su justa medida, sin falsos apasionamientos, la atracción que sentía hacia ella. ¿Podría verdaderamente más el vivaz ángel de los cabellos rubios o aquel hondo deseo suyo de olvidar, de buscar la purificación huyendo hacia Oriente, hacia el manantialdelaluz?Nadahubieradeseadoconmás ardor que sustituir en su memoria, de forma radical, el rostro de Francesca por el de Betina, sus fantasmagóricos frutos intelectuales, sus devaneos de escritor, por una pasión