por echar a perder cualquier entendimiento claro. Sin embargo, de nuevo solos, Jano sentía el encanto que emanaba del cuerpo de Betina. Terminó pensando que aquellos momentos eran decisivos en su vida y que no podía tomar determinación más sensata--másacordeconsupasión,quesólodeseaba volver a fluir con naturalidad-- que prometerle a Betina que iría tras ella a la capital, que el tiempo no se iba a cortar brutalmente entre los dos, que unos días