, brotaba y se abría como una flor negra, como una flor negra y musical. Se hundía cada vez más el violín en la noche del dolor, en el abismo de la nada feroz y Peter callaba; callaba conservando en sus ojos aquella sonrisa suave yestoicaquetodavíaderrotabaaltiempoyala muerte, a su propia muerte. Jano se dejó llevar por la melodía compleja e infinita, se olvidó del mundo, del cuarto donde se hallaba y de la persona que le