abajo --cada vez con más amplia perspectiva-- los tejados del pueblo y la lámina llena de sol del lago. Cruzaron un valle en cuya hondonada había unos chopos altísimos y una fuente solitaria. La furgoneta seguía ascendiendo por las primeras estribaciones del murallón delosBalcanes.Ahorasedivisabaunaextensión mucho mayor del lago. A lo lejos, a la izquierda, se veía la península de Ohrid con las enormes ruinas de su fortaleza y a la derecha --a medida que