en uno de los salones del Castello, no muy lejos de la Sala delle Asse. En esta pequeña sala te recluiste para concentrarte unos momentos antes de cantar. ¿Habías escogido premeditadamente tu vestido, aquel largo vestido de color verde musgo? Porque al verte misorpresanacíadequeelverdordetuvestido estaba en consonancia con aquellos otros verdores de la cúpula de la sala, con el tierno y diabólico laberinto de verdores que Leonardo había pintado arriba.