en tiempo de desbravar --le dijo. Victoria Guzmán le mostró el cuchillo ensangrentado. --Sueltala, blanco --le ordenó en serio--. De esa agua no beberás mientras yo esté viva. Había sido seducida por Ibrahim Nasar en la plenitud delaadolescencia.Lahabíaamadoensecreto varios años en los establos de la hacienda, y la llevó a servir en su casa cuando se le acabó el afecto. Divina Flor, que era hija de un marido más reciente, se