espalda, sobre la puerta del edificio recién restaurado del hospital, quedaba, como una ironía más, un cartel con la leyenda: Casa di Salute. 2 Finalizaba el verano, tan breve y fresco en aquellas tierras. El balneario se había ido despoblando. Peroelpequeñohotelalbergabatodavíaaungrupo de gentes extrañas; un grupo de personas que quizá no tenían un hogar al que regresar o que --como Jano-- no tenían prisa en cambiar de país. Era el