al ver brotar la yedra entre el mármol rosado, las primeras calles solitarias, sonoras a las pisadas. Pienso en lo que una persona, no desprovista de sensibilidad, puede sentir al ascender con el último sol por las cuestas enlosadas, preguntandosesisonlascúpulaslasqueardenosi es la sangre la que conduce el fuego por las venas y nos enciende, y nos trastorna, y nos borra la contemplación. Yo hubiera querido llegar así a esta ciudad