los pasillos. El lago, detrás del grisáceo cortinón de lluvia, no se veía. Las habitaciones estaban frías, así que los escasísimos inquilinos del balneario no hacían otra cosa que entrar y salir del salón para arrimarse a la chimeneadeleña,queestababienalimentadayardía con fuerza. Fue esta sensación de frío y de calor la que hizo que Jano se acordara de Peter, de su cada vez más extraño comportamiento, de su esquivez que no presagiaba