Aponte le causaba una cierta desdicha, y en cambio yo lo evocaba como un hombre feliz, aunque un poco trastornado por la práctica solitaria del espiritismo aprendido por correo. Su comportamiento de aquel lunes fue la prueba terminante de su frivolidad. La verdad es que novolvióaacordarsedeSantiagoNasarhastaquelo vio en el puerto, y entonces se felicitó por haber tomado la decisión justa. Los hermanos Vicario les habían contado sus propósitos a más de doce