un «suave silencio hermoso, como el crepitar de una llama ausente». Tu abuelo nunca supo que pasaba horas y horas escribiendo, él nunca quiso decírselo. Yo siempre he pensado que lo hacía muy bien, tenía tanta imaginación. Recuerdo que durante una temporada se dedicó a inventaranimalesfantásticos:ciervostransparentes que se convertían en agua cuando se sentían perseguidos por los cazadores, peces que se enrollaban sobre sí mismos como alfombras... Los escribía cuando se le ocurrían y